BIBLIOCARIBAY
UNEFA EXTENSIÓN CAGUA ofrece el servicio de biblioteca a estudiantes, profesores y cualquier persona externa a la institución interesada en consultar nuestras literaturas.
martes, 1 de diciembre de 2015
INICIO INSCRIPCIONES 1-2016
Las listas de estudiantes citados seran publicados diariamente por este medio. Gracias...!!! Recuerden que todos van a poder inscribirse, pero deben esperar a ser citados
viernes, 13 de noviembre de 2015
JORNADA DE SALUD UNEFA EXTENSIÓN CAGUA
lunes, 9 de noviembre de 2015
PROCESO DE INSCRIPCION 1-2016
Ingrese a su cuenta GMAIL y active su sesion.Ingrese a la pagina de la biblioteca y haga click en la pestaña de ACTUALIZACION DE DATOS.Ahora debe aparecer el formulario que debe llenar. Recuerde que solo tiene esta oportunidad.Una vez lleno todos los campos solicitado, le da click a ENVIAR.Si el proceso lo hizo bien, debe aparecerle un mensaje dandole las proximas instrucciones.El proceso se iniciara desde 10/11/2015 por pocos dias, desde las 8:00 am hasta las 3:00pm.PARA COMPROBAR QUE SUS DATOS FUERON INGRESADOS CORRECTAMENTE, INTENTE NUEVAMENTE DAR CLICK A LA PESTAÑA DE ACTUALIZACION Y DEBERA APARECER UN MENSAJE QUE YA USTED LLENO LOS DATOS.
jueves, 30 de julio de 2015
PROYECTOS DE INGENIERÍA MECÁNICA
DESARROLLO Y PRUEBA DE CONTROLES PARA SIMULADOR AUTOMOVILÍSTICO VIRTUAL
Foto: Interacción del Público con el equipo. |
martes, 16 de junio de 2015
CINCO ÁGUILAS BLANCAS
Cinco águilas blancas volaban un día por el azul del firmamento
Cinco águilas blancas enormes, cuyos cuerpos resplandecientes producían sombras errantes sobre los cerros y montañas.
¿Venían del Norte? ¿Venían del Sur? La tradición indígena sólo dice que las cinco águilas blancas vinieron del cielo estrellado en una época muy remota.
Eran aquellos días de Caribay, el genio de los bosques aromáticos, primera mujer entre los indios Mirripuyes, habitantes de Ande empinado.
Era la hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía; remedaba el canto de los pájaros, corría ligera sobre el césped como el agua cristalina, y jugaba como el viento con las flores y los árboles.
Caribay vio volar por el cielo las enormes águilas blancas, cuyas plumas brillaban a la luz del sol como láminas de plata, y quiso adornar su coraza con tan raro y espléndido plumaje. Corrió
son descanso tras las sombras errantes que las aves dibujaban en el suelo; salvó los profundos valles; subió a un monte y otro monte; llegó, al fin, fatigada a la cumbre solitaria de las montañas andinas.
Las pampas, lejanas e inmensas, se divisaban por un lado; y por el otro, una escala ciclópea, jaspeaba de gris y esmeralda, la escala que formaban los montes, iba por onda azul del Coquivacoa.
Las águilas blancas se levantaron, perpendicularmente sobre aquella altura hasta perderse en el espacio. No se dibujaron más sus sombras sobre la tierra.
Entonces Caribay pasó de un risco a otro por las escarpadas sierras, regando el suelo con sus lagrimas. Invoco a Zuhé, el astro rey, y el viento se llevó sus voces. Las águilas se habían perdido de vista,
y el sol se hundía ya en el Ocaso.
Aterida de frío, volvió sus ojos al Oriente, e invocó a Chía, la pálida luna; y al punto detúvose el viento para hacer silencio. Brillaron las estrellas, y un vago resplandor en forma de semicírculo se dibujó en el horizonte. Caribay rompió el augusto silencio de los páramos con un grito de admiración. La luna habia aparecido, y en torno de ella volaban las cinco águilas blancas refulgentes y fantásticas. Y en tanto que las águilas descendían majestuosamente, el genio de los bosques aromáticos, la india mitológica de los Andes moduló dulcemente sobre la altura su selvático cantar. Las misteriosas aves revolotearon por encima de las crestas desnudas de la cordillera, y se sentaron al fin, cada una sobre un risco, clavando sus garras en la viva roca; y se quedaron inmóviles, silenciosas, con las cabezas vueltas hacia el Norte, extendidas las gigantescas alas en actitud de remontarse nuevamente al firmamento azul. Caribay quería adornar su coroza con aquel plumaje raro y espléndido, y corrió hacia ellas para arrancarles las codiciadas plumas, pero un frío glacial entumeció sus manos: las águilas estaban petrificadas, convertidas en cinco masas enormes de hielo. Caribay da un grito de espanto y huye despavorida. Las águilas blancas eran un misterio, pero no un misterio pavoroso. La luna oscurece de pronto, golpea el huracán con siniestro ruido los desnudos peñascos, y las águilas blancas se despiertan. Erizanse furiosas, y a medida que sacuden sus monstruosas alas el suelo se cubre de copos de nieve y la montaña toda se engalana con el plumaje blanco. Este es el origen fabuloso de las Sierras Nevadas de Mérida. Las cinco águilas blancas de las tradición indígena son los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve. Las grandes y tempestuosas nevadas son el furiosas despertar de las águilas; y el silbido del viento en esos días de páramo, es el remedo del canto triste y monótono de Caribay, y el mito hermoso de los Andes de Venezuela.